Las Técnicas Argumentativas de Perelman & Olbrechts-Tyteca (1989)
Introducción
Los razonamientos consisten principalmente en argumentación
y demostración. Y en la labor del jurista sobresale la argumentación. Para
Perelman, la lógica formal está en el terreno de la necesidad, del razonamiento
lógico deductivo. En tanto que, la argumentación se desarrolla en el terreno de
lo plausible y está dirigida al convencimiento
En ámbito de lo plausible no existen pruebas concluyentes de
lo falso y lo verdadero, por lo que las decisiones siguen un proceso
argumentativo. Ya que lo que no pueda determinarse por la demostración debe
justificarse, es decir, proporcionar razones para la adherencia a una
determinada aserción o comportamiento.
A fin de motivar una acción u obtener la posibilidad de
actuar el orador dispone del discurso para adherir al auditorio. Para Perelman,
existen tres tipos de discurso: el deliberativo –ante una asamblea-, el
judicial –ante los jueces- y el epidíctico –en la que se parte de la aceptación
previa del auditorio-.
El auditorio, según este autor, es el conjunto de aquellos
sobre los cuales el orador prende influir con su argumentación. Y distingue
entre la persuasión y el convencimiento. La persuasión se pretende hacer valer
frente a un auditorio particular, mientras que el convencimiento se realiza
para adherir a todo ser de razón –auditorio universal-.
La argumentación orientada a convencer al auditorio
universal puede tenerse por racional. Mientras que, la argumentación orientada
para persuadir a un auditorio particular tiene un valor meramente instrumental
ligado a la defensa de intereses particulares o de grupo.
A diferencia de los procesos demostrativos que actúan al
interior de un sistema aislado, la argumentación se caracteriza por la
interacción constante de sus elementos.
El objetivo es presentar las
técnicas argumentativas analizadas por Perelman y
Olbrechts-Tyteca, a través de un resumen de éstas que permita comprender su
propósito y sus usos.
1
Las técnicas argumentativas
El discurso persuasivo produce efectos por ser una
totalidad, que si bien está compuesta por una diversidad de argumentos, éstos
son articulaciones de una sola argumentación que es en sí el contenido del
discurso; "el sentido y el alcance de un argumento aislado sólo rara vez
pueden comprenderse sin ambigüedad; el análisis de un escalón de la
argumentación, fuera del contexto e independientemente de la situación en la
cual se inserta, presenta peligros innegables, debidos no sólo al carácter
equívoco del lenguaje, sino también a que los resortes de una argumentación
casi nunca se aclaran completamente."
No obstante, Perelman y
Obrechts-Tyteca, considerando tal circunstancia se plantean como propósito
analizar esquemas de argumentos de forma ejemplificativa de forma tal que las
posibles desviaciones en la interpretación pueden ser reducidas en la
exposición.
Los esquemas que se intenta destacar por los autores, en
tanto que son lugares de la argumentación, se caracterizan por procedimientos
de enlace y de disociación. Los procedimientos de enlace son esquemas
que unen elementos distintos y permiten establecer una solidaridad para
estructurarlos o valorarlos. Los procedimientos de disociación, por su
parte, son técnicas de ruptura, que tienden a separar elementos que se
consideran componentes de un todo en un sistema de pensamiento.
Los procedimientos de enlace y disociación son
interdependientes y complementarios, por lo que llevar a cabo uno implica el
otro, y ya en el proceso argumentativo se o puede destacar el enlace o la
disociación.
Los procedimientos de enlace son los siguientes:
1.
Enlaces Cuasilógicos
1.1.Lógicos
1.1.1.
Contradicción
1.1.2.
Identidad: completa y parcial
1.1.2.1. Identidad
completa: la definición
1.1.2.2. Identidad
parcial: Regla de justicia
1.1.2.3. Identidad
parcial: Reciprocidad
1.1.3.
Transitividad
1.2.Matemáticos
1.2.1.
De inclusión
1.2.1.1. Relación
todo-parte
1.2.1.2. Relación
parte-parte de un todo
1.2.1.2.1.
Dilema
1.2.1.2.2.
Argumentos jurídicos
1.2.1.2.2.1.
A pari
1.2.1.2.2.2.
A contrario
1.2.2.
Comparación: Argumento del sacrificio
1.2.3.
Probabilidades
2.
Enlaces basados en la
estructura de lo real
2.1.Enlaces de sucesión
2.1.1.
El nexo causal
2.1.2.
Argumento paradigmático
2.1.3.
Relación medio-fin
2.1.4.
Argumento del despilfarro
2.1.5.
Argumento de la dirección
2.1.6.
La superación
2.2.Enlaces de coexistencia
2.2.1.
Persona y sus actos
2.2.2.
Argumento de autoridad
2.2.3.
El grupo y sus miembros
2.2.4.
Enlace simbólico
2.2.5.
Doble jerarquía
2.2.6.
Grado y orden
3.
Enlaces que se fundamentan en la estructura de
lo real
3.1.El fundamento por el caso
particular
3.1.1.
Por el ejemplo
3.1.2.
La ilustración
3.1.3.
El modelo y el antimodelo
3.2.La analogía
3.2.1.
La metáfora
Por otra parte, Perelman y Obrechts-Tyteca mencionan como
procedimientos de disociación:
1.
La pareja apariencia-realidad
2.
Las parejas filosóficas
2
Procedimientos de Enlace Cuasi lógicos
Los argumentos cuasi lógicos tienen una fuerza de adhesión
que deriva de su semejanza con los razonamientos formales o lógicos, es decir,
si bien son argumentos que requieren de precisiones de naturaleza no formal
para obtener su apariencia demostrativa, existe un esfuerzo intelectual para
reducirlos a una estructura formal.
"Las reducciones exigidas para supeditar la
argumentación a los esquemas formales conciernen, bien a los términos del
discurso, tratados como entidades homogéneas, bien a las estructuras que se
asimilan a relaciones lógicas o matemáticas"
En la contradicción se parte de que, en un mismo
sistema, la proposición y su negación exponen una oposición, en tanto que, ambas
pueden aplicarse a una misma situación; esto genera que el conjunto de
proposiciones sea incoherente, por ello es necesario renunciar a ciertos
elementos del sistema para evitar el absurdo. Si bien, esta situación se puede
observar claramente en sistemas formales, cuyos signos son unívocos, no es tan
evidente en los enunciados de lenguaje natural, cuyos términos pueden ser
objeto de diversas interpretaciones; por lo que, cuando en lenguaje natural se
expone una proposición y su negación al mismo tiempo existe el cuestionamiento
sobre la forma en que habrá de superarse la incoherencia.
En la argumentación, el lenguaje utilizado no es unívoco,
las premisas rara vez son explicadas y su explicación puede contener diversas
interpretaciones; así como su campo de aplicación varía con las circunstancias.
Por ello, se puede observar que parte de la contraargumentación busque exponer
alguna incompatibilidad que conduzca a la elección de una de ellas. Las
incompatibilidades de esta índole no aparecen como aserciones contradictorias por
cuestiones estrictamente formales, aunque exista el esfuerzo por demostrar su
falta de secuencia lógica.
Las incompatibilidades obligan a una elección que siempre
resulta en el sacrificio de una de las dos reglas, valores o posiciones, o en
su caso recurrir a diversos procedimientos para eliminar las incompatibilidades,
tales como:
1. El lógico, en el cual se busca adelantarse a todos los
escenarios posibles poder generalizar la aplicación de una ley, una norma o una
regla, como sucede en el campo científico o en las doctrinas jurídicas.
2. El práctico, en la cual se resuelven los problemas en
cuanto se presentan, lo que conduce a reformular las nociones y las reglas de
acuerdo con la situación, esta actitud es concordante con la de los jueces.
3. El diplomático en la cual "se inventan
procedimientos para impedir que aparezca la incompatibilidad" o dejar para
otros momentos las decisiones que se van a adoptar.
Las incompatibilidades difieren de las contradicciones
porque sólo existen bajo ciertas circunstancias, mostrar las incompatibilidades
implica la afirmación sobre la existencia de circunstancias que hace inevitable
tener que decidir entre dos proposiciones, por ello, para mostrar una
incompatibilidad es necesario presentar que tanto la afirmación, como la negación
de esta se encuentran dentro de un mismo sistema discursivo, que son al mismo
tiempo excluyentes. Ahora bien, las tesis pueden ser presentadas como
compatibles si puede existir una división en el tiempo o una división en el
objeto que permite la aplicación de ambas.
El ridículo merece una mención especial, se entiende por
ridículo cuando una afirmación entra en conflicto injustificado con una opinión
autorizada; de esta forma quién atenta contra la lógica, los hechos o la
consecuencia del argumento, contradice una regla admitida en una sociedad dada.
De esta forma, el ridículo y el miedo a éste puede ser una estrategia poderosa
para el orador.
Por su parte, la identidad se refiere a la técnica de
argumentación que consiste en la "identificación de diversos elementos que
son objeto del discurso"
El procedimiento de identificación total característico es
el uso de definiciones, mediante el cual se busca realizar una identificación
de la definición con lo definido en sistemas formales que de las que no formen
parte.
Los procedimientos que permiten la identificación con lo
definido, de acuerdo con Naess, son:
1. Las definiciones normativas que indican la forma en que
deberá entenderse y emplearse una palabra.
2. Las definiciones descriptivas indican el sentido de una
palabra en un cierto contexto y momento.
3. Las definiciones de condensación que presentan los
elementos esenciales de una definición descriptiva.
4. Las definiciones complejas que combinan elementos de las
precedentes.
El uso argumentativo de las nociones implica la posibilidad
de definiciones múltiples entre las cuales es necesario elegir, ya sea que se
retomen del uso o que el autor las genere en este sentido, la definición sirve
para acotar la extensión de un concepto o elementos dentro de un discurso.
Los argumentos de identidad parcial son: la regla de
justicia y la reciprocidad. "La regla de justicia exige la aplicación
de un tratamiento idéntico a seres o situaciones que se integran a una misma
categoría. La racionalidad de esta regla y la validez que se le reconoce se
relaciona con el principio de inercia, del cual resulta, sobre todo, la
importancia que se le concede al precedente"
En principio la regla de justicia demandaría que los objetos
a la cual se aplica deben ser idénticos y por tanto pueden intercambiarse; esta
regla puede identificarse con la justicia formal, no obstante, como esta
circunstancia es improbable, lo que se debe advertir es si las diferencias
entre objetos son o no soslayables para la aplicación de la regla, es decir, si
los objetos presentan caracteres que pueden ser esencialmente semejantes. Pues
la regla de justicia formal no precisa la situación en la cual dos objetos
pueden ser considerados dentro de una misma categoría esencial y su tratamiento.
Por tal razón, será necesario tener una clasificación previa de objetos y
precedentes sobre su tratamiento, con el fin de contar con elementos para la
aplicación de la regla.
"Los argumentos de reciprocidad pretenden aplicar el
mismo tratamiento a dos situaciones que forman pareja"
La transitividad es una propiedad formal que permite
trasladar una afirmación sobre una relación a otra donde existen los mismos
términos, por ejemplo, se puede implicar que la relación entre el término a y
b, es la misma que existe entre b y c, concluyéndose que existe la misma
relación entre a y c. Las relaciones de transitividad son de igualdad,
superioridad, inclusión y ascendencia.
En el caso de relaciones transitivas de igualdad se puede
trasladar la relación primera a una conclusión donde un elemento de la primera
relación pasa a la conclusión con un elemento de la segunda, estableciendo la
igualdad. Pero esto también sucede con relaciones transitivas que ordenan seres
o acontecimientos donde la confrontación directa no es posible, estableciéndose
relaciones transitivas de superioridad, en las cuales encontraremos expresiones
como: mayor que, más pesado qué, más extendido que.
Las relaciones de inclusión dan lugar a dos grupos de
argumentos: los que se limitan a la inclusión de las partes en un todo y las
que parten de la división del todo en las partes y las relaciones resultantes
entre las partes. "En las confrontaciones de la parte con el todo puede
surgir la superioridad del todo y sus partes, en el sentido de establecer una
relación entre lo que comprende y lo comprendido en el todo”
Pensar un todo como la suma de sus partes puede apoyar los
argumentos de división. La división de las partes "puede tender
esencialmente a demostrar la existencia del conjunto. Así ocurre en la
inducción aristotélica y en una serie de argumentaciones por enumeración de las
partes"
"El argumento por división se encuentra en la base del dilema"
"La importancia que tiene la manera de percibir la
relación entre las partes que conforman un todo, está particularmente señalada
en los argumentos a pari y a contrario. Estos
argumentos versan sobre la aplicación o no de otra especial del mismo género,
lo que se afirma para una especie determinada
En los argumentos de comparación existe una
confrontación de diversos objetos con el fin de evaluarlos en relación con los
otros. La idea de medida subyace en los argumentos de comparación enunciando
ciertos criterios. De esta forma, "Las comparaciones pueden efectuarse por
oposición (lo pesado y lo ligero), por ordenación (lo que es más pesado que) y
por ordenación cuantitativa (en este caso la pesada por medio de unidades de
peso)
Las interacciones entre términos en una comparación traen
como consecuencia que la distancia entre términos establecida en una
comparación debe mantenerse, en este sentido, los criterios de medida son los
que permiten establecer la relación y la distancia evocada. Por otro lado, resulta
relevante la elección de los términos con los cuales se pretenda hacer la
comparación atendiendo al auditorio para lograr su adhesión. Dentro de las
formas de comparación se encuentran la comparación entre la adopción de la
medida y las hipotéticas desventajas de no adoptarla, así como las
descalificaciones de los contextos temporales y espaciales con los presentes y
los pasados. También se puede encontrar el uso superlativo, que expresa la
confrontación de un bien superior o casi único, con otros de su especie.
"Uno de los argumentos de comparación utilizados con
más frecuencia es el que se vale del sacrificio que se está dispuesto a sufrir
para obtener cierto resultado. Esta argumentación se encuentra en la base de
todo sistema de intercambios"
En el argumento por el sacrificio se calcula el valor
atribuido al motivo fin por el cual se soportarán los costes del sacrificio. De
esta forma, el grado de sacrificio permite conocer la estima que se tiene por
el objeto, motivo o fin. Sin embargo, si se conoce que el objeto de sacrificio
tiene poco valor, el prestigio de quienes se sacrificaron disminuye. También
para que un argumento por el sacrificio tenga capacidad de adhesión, la
conducta de aquel que sacrifica de ser valorada como una auténtica renuncia en
la cual conoce y aprecia el valor de lo que se deja. En tal virtud, se observa
una interacción entre el valor del objeto, motivo o fin y el sacrificio mismo,
por ello en los argumentos medio-fin, el sacrificio se identifica con el medio.
El argumento de probabilidad se aproxima a las formas
del cálculo estadístico que establece una reducción de lo real a series o
colecciones de seres o acontecimientos, que pueden ser semejantes en algunos
aspectos y diferentes en otros. La técnica del cálculo de probabilidad de
ciertos hechos o circunstancias permite el planteamiento de otras hipótesis. Si
bien, se pueden encontrar argumentaciones de probabilidad que se refieran a las
relaciones entre el todo y las partes, se puede apreciar la distinción de que
las partes son frecuencias de una variable y su dispersión. "La
argumentación cuasi lógica por lo probable alcanza su relieve, cuando hay
evaluaciones basadas, a la vez, en la importancia de los acontecimientos y en
la probabilidad de su aparición, es decir, en la magnitud de las variables y su
frecuencia, en la esperanza matemática"
3
Procedimientos
de Enlace basados en la estructura de lo real
Los argumentos basados en la estructura de lo real buscan
establecer una solidaridad entre juicios admitidos con otros que se buscan
promover, es decir, se presentan opiniones que conciernen a lo real que pueden
ser tratadas como hechos, verdades o presunciones que son vinculadas unas con
otras para promover una en particular. Una forma de establecer la solidaridad
es presentar diversos elementos como partes indisociables de un todo.
Dentro de este tipo de argumentos podemos encontrar os
enlaces de sucesión encontramos el de nexo causal, este tipo de
argumentaciones permite:
1. Aproximar dos acontecimientos por medio de un nexo causa.
2. A partir de un acontecimiento determinar la causa de su
producción.
3. Partiendo de un acontecimiento destacar el o los efectos
que éste haya producido.
La argumentación por causa supone en el caso de conductas
humanas, que dichas conductas son razonables, por tanto, se debe considerar que
al imputarse una causa deberá argumentarse sobre las razones del comportamiento.
En caso de que se presente un entimema, debe existir un acuerdo entre
interlocutores sobre las motivaciones para la conducta. Estos acuerdos también
deben existir en argumentaciones que pretendan desechar situaciones improbables
de producción.
En una construcción puramente teórica, la causa es una
condición necesaria para la producción del fenómeno, por ello en la
argumentación puede ser útil la eliminación de alguna causa que pueda producir
variaciones en el resultado. De esta forma, la búsqueda de la causa
corresponde, entre otras circunstancias, al efecto materializado. De manera
análoga el acontecimiento es artífice de ciertas consecuencias que pueden ser
previsibles, de esta forma las consecuencias aportan pruebas sobre la
existencia del suceso que las condiciona. "De la causa hacia el efecto,
del efecto hacia la causa, se efectúan transferencias de valor entre elementos
de la cadena causal"
Los argumentos de nexo causal permiten elaborar otro tipo de
argumentos: los pragmáticos. El argumento pragmático es el que se
elabora a partir de valorar un acto o acontecimiento a partir de las
consecuencias favorables o desfavorables que produzca, es decir, es un juicio
de valor a partir de los efectos, los cuales pueden ser reales o hipotéticos.
Sin embargo, esto implica que el acontecimiento sea una condición necesaria y
suficiente para producir las consecuencias, favorables o desfavorables, que
permiten una atribución de valor al acontecimiento. Para lograr lo anterior es
necesario reducir la importancia e influencia de causas complementarias e
intervinientes. Una dificultad que enfrenta el argumento pragmático es
considerar todas las posibles consecuencias del acontecimiento, así como la
base de valoración de las consecuencias.
La conducta como objeto de argumentación de nexo causal
puede conceptualizarse como un enlace de sucesión causa-efecto o como medio-fin;
el énfasis en la consecuencia al momento de presentar el argumento puede
generar que sea considerado como uno u otro, es decir, el presentar una
consecuencia como fin aumenta su importancia, por el contrario, si se presenta
como una simple consecuencia, entonces lo producido por la conducta disminuye
su valor. Esta valoración presenta para este tipo de argumentos una doble
crítica, por un lado, se puede observar que el valor de la consecuencia no
tiene una magnitud fija; por otro, subyace una descalificación para todo o que
aparece como medio.
Ahora bien, para combatir una interpretación medio-fin
ocupando una interpretación hecho-consecuencia se pueden utilizar las
siguientes técnicas:
1. Apuntar a que el efecto del acto no es un fin a partir de
mostrar la poca atención al hecho, pudiéndose exponer las escasa ventajas
obtenidas de las consecuencias.
2. Mostrar que el acto originador no era un medio, pues su
causa interviniente es un hecho determinado.
3. Otra forma de desacreditar las conductas como medios o
procedimientos para un fin, es mostrar que la conducta tiene otras
explicaciones plausibles, incluyendo su orientación a otros fines.
En el ámbito práctico los objetivos perseguidos y los medios
para realizarlos guardan una interacción; los objetivos se precisan y se
transforman a medida de las condiciones de la que forman parte los medios
disponibles y aceptados. "Hay fines que aparecen como deseables, porque
los medios para realizarlos están creados o se vuelven fácilmente accesibles [...]
Hay fines que parecen tanto más deseables, cuanto más fácil su
realización"
El argumento de despilfarro es un argumento que se
refiere a la idea de causalidad, no obstante, no se expone en un primer plano.
Este argumento consiste en continuar con una empresa, pues renunciar a ella
implicaría que los sacrificios hasta entonces realizados se volverían inútiles,
por esta razón se invita a continuar con la acción. También puede incitar a
aprovechar los recursos disponibles e incitar al conocimiento, la búsqueda y la
curiosidad, así como permite identificar un esfuerzo inútil, cuando éste se
emprende por algo de mínimo valor y a la inversa, cuando el sacrificio es
aceptado por sus resultados incrementa su valor.
La relación entre fin y medios puede ser descompuesta en
etapas y examinar en qué se transforma una situación dada, colocando
intermedios que apuntan a fines parciales. En este supuesto encontramos el argumento
de dirección que consiste en advertir el uso del procedimiento por etapas,
es decir, una vez que en una etapa se observa una dirección determinada se
puede cuestionar el estado o destino al que se pretende llegar y con ello
cuestionar una determinada solución. "El argumento de la dirección implica
la existencia de una serie de etapas y la dificultad o la imposibilidad de
detenerse, una vez que se inicia el proceso para llegar a él"
Los argumentos de la superación expresan la idea de
que existe la posibilidad de ir más allá en un sentido determinado sin que
exista un límite preestablecido en esa dirección con un valor creciente y
continuo. Lo importante no es alcanzar un objetivo o una etapa, sino la
trascendencia, por ello la situación es sólo un impulso que permite continuar
en cierta dirección. La refutación del argumento por la superación se encuentra
en la constatación de que es imposible ir indefinidamente en la dirección
preconizada, bien porque se termina en un absoluto, bien porque se llega a una
incompatibilidad. Como parte de la argumentación por la superación encontramos
figuras como la hipérbole, que consiste en un elemento de exageración que
permite al oyente redimensionar el exceso a algo que considere más plausible; y
la lítote que consiste en una negación de un término que sirve de impulso para
que el pensamiento tome una dirección deseada.
Los enlaces de coexistencia unen dos realidades de
nivel desigual, el orden temporal no es importante, como en los enlaces de
sucesión, sino en la aproximación de los elementos en un nivel fundamental.
El enlace de la persona con sus actos, como un enlace
de coexistencia, parte de la idea de persona, como elemento de estabilidad del
argumento que traslada la cualidad de los actos de una persona a la persona
misma, la persona es un ser duradero en el que se agrupan fenómenos, actos y
juicio que dan coherencia y significación a ciertas cualidades. Sin embargo, se
puede objetar la libertad de las personas y en consecuencia, que la misma está
sujeta a cambios. Tanto en el Derecho, como en la moral, se juzgan tanto los
actos como al agente que los ejecuta de una forma solidaria, ya que las reglas
se preocupan por los actos, mientras que la imputación de las consecuencias de
estos se orienta a la persona. Cuando se realiza un traslado del valor del acto
-acciones, expresiones, reacciones emotivas, juicios, etc.- a la persona, está
no es una valoración indeterminada, pues conlleva una revisión de la concepción
de la persona a la cual se atribuye ciertas actitudes, instintos o
sentimientos.
"Es raro que la influencia del acto sobre la persona se
limite a una valoración o una devaluación de esta última"
Si bien la persona es un punto nodal para trasladar la
valoración de actos pasados a futuros, un concepto que es importante para esta
operación es la intencionalidad, las motivaciones de la conducta hace destacan
el carácter permanente de la persona al ser producto o emanación de su
voluntad. Toda vez, que las intenciones no pueden ser conocidas de forma
directa se presume que sus actos son la manifestación de tal intención, aunque
también puede ocurrir que la simple idea que se tenga del agente permite
determinarla. Para demostrar una intención se requiere que se establezca las
correspondencias entre diversos actos de una misma persona, presentando la
inferencia de que tales actos fueron realizados con la misma intención.
En la relación de la persona sobre sus actos, uno de los
factores más influyentes es el prestigio, es decir, a la calidad de la persona
que se reconoce en sus efectos sobre otros para imitarlos, debido a considerar
la existencia de una superioridad entre individuos o entre grupos. De forma
similar, funciona la mala fama con la cual una persona puede quedar
identificada de forma negativa a partir de sus actos. Tanto el prestigio, como
la mala fama pueden llevar a la polarización de las virtudes y los vicios en relación
con la persona y sus características, de esta forma se presentan dos campos
opuestos.
El prestigio en la argumentación influye fuertemente en el argumento
de autoridad, por virtud del cual la aseveración de una persona con
prestigio es la única prueba, ya que su sustento es la calificación o
valoración de la persona de quien provino, este argumento puede presentarse
como prueba o como una complementación a una cadena de argumentos. Sin embargo,
este argumento puede desconocer que la persona con prestigio puede equivocarse
o fallar. No obstante, el argumento de autoridad es relevancia en la
argumentación particular. Si bien, un argumento de autoridad puede ser
contraargumentado con la veracidad de la premisa, en el ámbito jurídico se debe
admitir que la verdad no es el único factor relevante, la búsqueda de alcanzar
valores como la justicia, la equidad, y la confianza social, no puede ignorar
la existencia de una tradición jurídica y por tanto, las afirmaciones que
personas o grupos autorizados han formulado, de ahí que parezca inevitable
recurrir al argumento de autoridad.
Las autoridades invocadas son en la mayoría de las ocasiones
de autoridades específicas que pueden ser reconocidas por auditorios de un
campo concreto y determinado, por lo que el orador sólo puede servirse de dicha
autoridad si esta pertenece al campo. Ahora bien, quién invoca a una autoridad
queda comprometido y dada la multiplicidad de autoridades posiblemente
invocadas y sus diferentes perspectivas, que se vuelve necesario referir con
claridad a la autoridad invocada. Aunque esta situación no exime de que se
examine el fundamento del crédito que merecen tales autoridades.
En materia de argumentación si el acto es la expresión de la
persona, también es posible establecer una relación grupo y sus miembros,
cuando se considera que los miembros de un grupo son la manifestación de este.
Es decir, los individuos influyen sobre la imagen que se tiene de los grupos; y
de la misma forma la concepción que se tenga sobre un grupo predispone una imagen
sobre las personas que pertenecen a él. De esta forma, el valor de un individuo
es transferido al grupo y a la inversa; en este sentido, el prestigio
individual o grupal se afectan mutuamente.
La complejidad de la relación persona y grupo se encuentra
por una parte en que una misma persona puede pertenecer a diversos grupos, así
como el hecho de que el concepto grupo es una noción que adolece de vaguedad,
pues la realidad de un grupo depende tanto de la actitud sus miembros, como de
las personas que no pertenecen a él, así como de otros aspectos que bien pueden
estar respaldados por las instituciones sociales; de esta forma se puede
apreciar que la noción grupo está sujeta a controversia.
La interacción entre el individuo y el grupo puede emplearse
argumentativamente para valorar o devaluar a uno para otro. Algunas formas de
comportamiento son con conformes a la idea que se tiene de los miembros de un
grupo y "a menudo se describe ese comportamiento con la denominación misma
del grupo"
La técnica que permite la ruptura de la interacción entre
grupo e individuo es la exclusión de este último del grupo cuando el individuo
exprese una opinión que no sea coherente con el parecer y proceder del grupo. Las
técnicas de frenado que se emplean más frecuentemente para evitar el enlace
individuo-grupo es el prejuicio y la excepción, esta última es mucho más eficaz
cuando los individuos parezcan sean menos representativos del grupo, es decir,
estén más alejados del liderazgo o de estatus de influencia relevante dentro de
la dinámica grupal.
"El enlace simbólico acarrea transferencias entre el
símbolo y los simbolizado"
Los símbolos pueden emplearse como signos, pero debe ser
integrado en el lenguaje para que sea comprendido por los oyentes, pues al no
ser convencional, ni estar basado en una estructura de lo real de carácter
general conocida y admitida por todos; la significación del símbolo puede ser
desconocida para algunas personas. Esta particularidad de que los enlaces
simbólicos son específicos de una cultura particular genera que no puedan
usarse en auditorios universales.
Las jerarquías son parte de los acuerdos que sirven de
premisas en los discursos, se puede discutir la ubicación de términos dentro de
una jerarquía o el fundamento de una jerarquía; sin embargo, la base de la
correlación se encuentra la conexión entre una jerarquía discutida y una
jerarquía admitida, a esto Perelman lo denomina argumento de doble jerarquía.
Las jerarquías pueden estar tan íntimamente vinculadas que en ocasiones no se
puede distinguir si una jerarquía es fundamento o criterio de otra. La doble
jerarquía expresa una idea de proporcionalidad o al menos un nexo entre
términos.
Con el fin de justificar el empleo de una doble jerarquía se
buscará una relación entre ambas basadas en lo real, ya sea recurriendo a la
noción de símbolo o estableciendo enlaces para formar entre ambas una misma
realidad. "Todos los enlaces basados en la estructura de lo real, ya sea
de sucesión o de coexistencia, podrán servir para vincular dos jerarquías,
recíprocamente, y para fundamentar el argumento de doble jerarquía"
Los argumentos de doble jerarquía permiten fundamentar una
jerarquía dudosa, mediante a inserción de una admitida, también puede emplearse
para provocar el ridículo al presentar una doble jerarquía inadmisible.
La refutación de un argumento de doble jerarquía puede
realizarse mediante:
1. El cuestionamiento de una jerarquía.
2. El cuestionamiento del enlace que existe entre jerarquías.
3. La demostración de que otra doble jerarquía combate los
efectos de la primera.
Las jerarquías cuantitativas sólo presentan diferencias
numéricas o de grado entre sus términos, sin que exista un corte, ya que esto
implica el paso a otro orden. Las consideraciones relacionadas con el orden
tienen como resultado minimizar las diferencias de grado, por lo que se
llegan a igualar términos que sólo difieren por la intensidad y sus diferencias
se separan en términos de orden. Sin embargo, la transformación de diferencias
de orden en diferencias de grados aproxima los términos que parecían separados
por un límite difícil de superar y que pone de manifiesto las distancias entre
los grados.
En el caso de que se esté en presencia de dos campos de
orden distinto, establecer grados en uno de ellos puede servir para presentar
una transición entre ambos órdenes, lo que atenúa su distancia. Esta técnica
puede ser empleada en beneficio de uno u otro orden dependiendo de la forma de
presentación.
Ahora bien, es posible que una diferencia puramente
cuantitativa o de grado, puede llevar un cambio de orden o naturaleza de un
fenómeno. Sin embargo, no existe un criterio objetivo para determinar cuándo
las diferencias de grado devienen en diferencias de naturaleza, pues la mera
determinación cuantitativa es insuficiente y se vuelve necesario adoptar una
decisión para determinar el cambio, la existencia de ciertos conceptos, como
los polos de una jerarquía, pueden facilitar el establecimiento del cambio de
orden o naturaleza.
4
Procedimientos de Enlace se fundamentan en la
estructura de lo real
Los enlaces que fundan lo real es un tipo de argumentación
que recurre a los casos particulares para la elaboración de argumentos más
extensos, dentro de la tipología de estos argumentos encontramos: el ejemplo,
la ilustración y el modelo.
La argumentación por el ejemplo, como parte de los
enlaces que fundamentan la estructura de lo real, supone un acuerdo previo
sobre la posibilidad de una generalización a partir de casos particulares o
sobre los efectos de la inercia. No cualquier descripción de un fenómeno sirve
como ejemplo, para que tal descripción funcione como ejemplo debe conducir a la
formulación de una generalización o servir como muestra de ésta, por lo que tal
descripción sirve para fundar una nueva generalización, ley o estructura. Para
que esto sea así y un ejemplo pueda ser invocado como base de este tipo de
argumentos debe tener un estatuto de hecho que permita llamar la atención sobre
ese estatuto.
Para que estas descripciones puedan producir el efecto de
funcionar como ejemplos se pueden evocar fenómenos particulares vinculados por
la continuidad presentando su similitud para destacar su carácter
ejemplificativo de una generalización. Por otra parte, también es posible que
se ocupe la argumentación por ejemplo para trasladar una conclusión de un caso
particular a otro particular, lo que se llama argumentación de lo particular a
lo particular. Esta forma de argumentación apela a la inercia entre casos, que
permite inferir una conclusión semejante entre el ejemplo presentado y una
nueva situación con la que guarda similitud, de esta forma los elementos del
ejemplo que se presenta en primer orden sirven como una especie de regla que
permite el paso de la conclusión de un caso a otro.
"La ilustración tiene como función el reforzar la
adhesión a una regla conocida y admitida, proporcionando casos particulares que
esclarecen el enunciado general"
"Cuando se trata de la conducta, un comportamiento
particular puede, no sólo servir para fundamentar o ilustrar una regla general,
sino también para incitar a una acción que se inspira en él"
El anitmodelo también puede ser objeto de argumentación para
orientar la conducta, pero en sentido contrario, ya que el rechazo por el
antimodelo incita a las personas a distinguirse de éste, aunque no siempre
exista precisión sobre la conducta que haya que adoptar. Por otro lado, la
introducción del antimodelo no sólo puede ocuparse para producir el rechazo,
sino como una forma de argumento a fortiori para presentar al antimodelo como
un estándar mínimo por el cual es imposible descender.
El valor de la analogía como mecanismo argumentativo
se encuentra en considerarla como similitud de estructuras. La diferencia con
un argumento de identidad parcial es que, en lugar de ser una relación de
semejanza, es una semejanza de relación, es decir, se refiere a las relaciones
que se confrontan y diferencian. Para comprender la semejanza de las relaciones
debemos partir de que en toda analogía cuenta con dos componentes: el tema
en el que existe un conjunto de elementos que tienen una determinada relación,
así como el foro que sirve de fundamento para el razonamiento y cuyos
elementos guardan una relación semejante a la del tema. En este sentido el foro
ayuda a esclarecer el tema, aun cuando ambos deban pertenecer a diferentes
campos. No obstante, la diferencia de campos entre el tema y el foro, pero al
realizar el cotejo de las relaciones contenidas en el foro y el tema se puede
observar que pertenecen a un mismo campo, por tanto, se les puede subsumir a
una estructura común.
La analogía al tratarse de una similitud de relaciones
permite que entre los elementos o términos del foro y el tema existan
diferencias importantes; por tanto, en un primer momento la naturaleza de los
términos para efectos de la analogía puede ser considerada como secundaria.
Asimismo, la analogía puede tener un papel de invención y prueba. Tratándose
del primer uso la analogía puede prolongarse tanto como sea posible, mientras
que en el segundo debe mantenerse dentro de los límites que establezca la
propia convicción que se pretende demostrar, ya que bien puede confirmar su
validez o sufrir ataques del interlocutor.
Desde la tradición retórica la metáfora es un tipo de
tropo en la cual existe un cambio en la significación de una palabra o un
término, por un significado con el que guarda una relación de comparación o de
interacción, que en algunas ocasiones se ocupa para adornar un texto. Sin
embargo, conforme a la teoría argumentativa de la analogía se puede entender a
la metáfora como una analogía condensada que resulta de la unión de un elemento
del foro con un elemento del tema. Debido a la fusión de entre tema y foro, la
analogía es un dato, por lo que la metáfora puede ser un refuerzo para
acreditar la analogía. Para efectos argumentativos, la fusión del tema y el
foro, de este último se pueden obtener conclusiones que afecten el tema, por lo
que la fuerza del argumento es más grande en la medida que se hayan descrito en
el foro términos de tema por la fusión del tema y el foro.
La fusión del tema y el foro que se da en la metáfora no
implica relaciones más estrechas entre ellos como si se buscara integrarlos en
un mismo campo, como sucede en otras formas de aproximación de elementos que
existen en la analogía, sino que esta integración consolida los elementos. La
fusión de los términos en una metáfora puede darse por: 1. Una determinación,
ejemplo, "espejismo del roce y la caricia"; 2. Un adjetivo, ejemplo,
"La intuición clavada", 3. Un verbo, ejemplo "Una casita se
dibuja lejos", 4. Un posesivo, ejemplo, "nuestra Morelia", 5.
Una identificación, ejemplo, "tu nombre es corteza".
5
Procedimientos de Disociación
Si los procedimientos de enlace buscan hacer solidarios
elementos que pueden ser considerados como independientes, los procedimientos
de disociación buscarán oponerse al establecimiento de una solidaridad, por
ello en un primer momento se negarán a reconocer la existencia de un enlace que
se considera admitido, presumido o deseado al declarar su inexistencia mediante
la exposición de la falta de justificación del enlace. O en su caso, si bien
los elementos se consideran parte de una unidad son examinados para modificar
su estructura.
Las técnicas de ruptura de un enlace consisten en afirmar
que los elementos de este están asociados indebidamente, por tanto, deben ser
separados al ser independientes. Por otro lado, las técnicas de disociación
"presupone la unidad primitiva de los elementos confundidos en el seno de
una misma concepción designados por una misma noción"
La disociación de nociones consiste en una transformación de
éstas que deriva de la intención de suprimir una incompatibilidad entre tesis
confrontadas, ya sean normas, hechos o verdades. La disociación produce una
reestructuración de lo real que impide que se vuelva a presentar la misma
incompatibilidad, salvando parcialmente los elementos incompatibles e
introduciendo nociones nuevas vinculadas a la incompatibilidad que se pretende
resolver.
En el campo jurídico existe un importante esfuerzo por la
solución de incompatibilidades que deviene del compromiso de conciliar
exigencias opuestas para restablecer la coherencia del sistema jurídico, pues
para los teóricos y operadores del Derecho es imprescindible delimitar el campo
de aplicación de cada ley cuando se presenta una antinomia jurídica con la
finalidad de resolver conflictos en casos concretos. "Los 'distinguo' de la teología
escolástica cumplen la misma función"
La resolución de incompatibilidades implica un compromiso
porque requieren una nueva estructuración de lo real, por lo que se debe hacer
un mayor esfuerzo para justificarse; pero una vez realizada la disociación y
reestructuración de las nociones, esto se presenta como una solución
ineludible.
Un caso prototípico de los procesos de disociación de
nociones es la disociación que da como resultado la pareja "apariencia-realidad".
La necesidad de realizar la distinción entre la apariencia de la realidad surge
de que, si se parte de la hipótesis de que los aspectos de lo real son
compatibles entre sí, las incompatibilidades que se perciben son meras
apariencias o reflejos inadecuados de la realidad. Sin embargo, es posible que
una apariencia se conforme con el objeto real y sea confundida con él, pero
también que proporcione una falsa apreciación del objeto. Mientras no se tenga
motivo para considerar que la apariencia no corresponde a la realidad, se puede
considerar como una manifestación de lo real, pero en el momento en que se
presenta una incompatibilidad opera la distinción entre apariencias engañosas y
las que no lo son; lo que permite una disociación que se presenta bajo la forma
"apariencia-realidad".
El término que se identifica con la realidad sirve de
estándar para determinar y jerarquizar los aspectos del término que denota la
apariencia, ello puede permitir la valoración de la apariencia como ilusorio,
erróneo o como manifestación de la realidad, en tanto se esté apegado a o no al
estándar de la realidad; por lo que el término que designa la realidad es tanto
normativo, como explicativo. El término que se identifica con la realidad no
siempre está acompañado con un criterio preciso, puede ser un parámetro
potencial y su efecto será la ordenación de los términos que resulten de la
disociación.
A semejanza de la pareja "apariencia-realidad",
existen parejas filosóficas que resultan de la disociación de las
nociones, algunos ejemplos de estas parejas filosóficas son: medio/fin,
consecuencia/hecho o principio, acto/persona, accidente/esencia, ocasión/causa,
relativo/absoluto, subjetivo/objetivo, multiplicidad/unidad, normal/norma,
individual/universal, particular/general, teoría/práctica,
lenguaje/pensamiento, letra/espíritu.
En el pensamiento sistematizado se procura relacionar
elementos entre sí; relacionar las parejas resulta útil para evitar posturas
que puedan calificar fenómenos con parejas incompatibles; o en su caso cuando
se pretende negar disociaciones admitidas y se vuelve necesario crear nuevas.
Las parejas filosóficas producto de una disociación pueden ser antitéticas que
confrontan opuestos, o clasificatorias que permiten subdividir un conjunto en
diferentes partes.
6
Comentarios finales
Sin duda las técnicas argumentativas expuestas por Perelman
y Olbrechts-Tyteca presentan la riqueza del proceso argumentativo, destacando
que los argumentos jurídicos no sólo son lógico-formales, sino que integran
otros elementos que genera una aproximación entre la retórica y la
argumentación jurídica. Sin embargo, existe poca claridad conceptual que
permita distinguir cada una de las técnicas.
Bibliografía
Atienza, M. (2004). Las razones del derecho. Teorías
de la argumentación jurídica. México: UNAM-Instituto de Investigaciones
Jurídicas.
Cárdenas Gracia, J.
(2014). Manual de Argumentación Jurídica. México: Porrúa UNAM.
Perelman, C.,
& Olbrechts-Tyteca, L. (1989). Tratado de la argumentación. La Nueva Retórica, trad.
Julia Sevilla Muñoz. Madrid: Gredos.

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