Las Técnicas Argumentativas de Perelman & Olbrechts-Tyteca (1989)

 


Introducción

Los razonamientos consisten principalmente en argumentación y demostración. Y en la labor del jurista sobresale la argumentación. Para Perelman, la lógica formal está en el terreno de la necesidad, del razonamiento lógico deductivo. En tanto que, la argumentación se desarrolla en el terreno de lo plausible y está dirigida al convencimiento (Atienza, 2004, pág. 48).

En ámbito de lo plausible no existen pruebas concluyentes de lo falso y lo verdadero, por lo que las decisiones siguen un proceso argumentativo. Ya que lo que no pueda determinarse por la demostración debe justificarse, es decir, proporcionar razones para la adherencia a una determinada aserción o comportamiento.

A fin de motivar una acción u obtener la posibilidad de actuar el orador dispone del discurso para adherir al auditorio. Para Perelman, existen tres tipos de discurso: el deliberativo –ante una asamblea-, el judicial –ante los jueces- y el epidíctico –en la que se parte de la aceptación previa del auditorio-.

El auditorio, según este autor, es el conjunto de aquellos sobre los cuales el orador prende influir con su argumentación. Y distingue entre la persuasión y el convencimiento. La persuasión se pretende hacer valer frente a un auditorio particular, mientras que el convencimiento se realiza para adherir a todo ser de razón –auditorio universal-.

La argumentación orientada a convencer al auditorio universal puede tenerse por racional. Mientras que, la argumentación orientada para persuadir a un auditorio particular tiene un valor meramente instrumental ligado a la defensa de intereses particulares o de grupo.

A diferencia de los procesos demostrativos que actúan al interior de un sistema aislado, la argumentación se caracteriza por la interacción constante de sus elementos.

El objetivo es presentar las técnicas argumentativas analizadas por Perelman y Olbrechts-Tyteca, a través de un resumen de éstas que permita comprender su propósito y sus usos.

1         Las técnicas argumentativas

El discurso persuasivo produce efectos por ser una totalidad, que si bien está compuesta por una diversidad de argumentos, éstos son articulaciones de una sola argumentación que es en sí el contenido del discurso; "el sentido y el alcance de un argumento aislado sólo rara vez pueden comprenderse sin ambigüedad; el análisis de un escalón de la argumentación, fuera del contexto e independientemente de la situación en la cual se inserta, presenta peligros innegables, debidos no sólo al carácter equívoco del lenguaje, sino también a que los resortes de una argumentación casi nunca se aclaran completamente." (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 295)

No obstante, Perelman y Obrechts-Tyteca, considerando tal circunstancia se plantean como propósito analizar esquemas de argumentos de forma ejemplificativa de forma tal que las posibles desviaciones en la interpretación pueden ser reducidas en la exposición.

Los esquemas que se intenta destacar por los autores, en tanto que son lugares de la argumentación, se caracterizan por procedimientos de enlace y de disociación. Los procedimientos de enlace son esquemas que unen elementos distintos y permiten establecer una solidaridad para estructurarlos o valorarlos. Los procedimientos de disociación, por su parte, son técnicas de ruptura, que tienden a separar elementos que se consideran componentes de un todo en un sistema de pensamiento.

Los procedimientos de enlace y disociación son interdependientes y complementarios, por lo que llevar a cabo uno implica el otro, y ya en el proceso argumentativo se o puede destacar el enlace o la disociación.

Los procedimientos de enlace son los siguientes:

1.     Enlaces Cuasilógicos

1.1.Lógicos

1.1.1.      Contradicción

1.1.2.      Identidad: completa y parcial

1.1.2.1. Identidad completa: la definición

1.1.2.2. Identidad parcial: Regla de justicia

1.1.2.3. Identidad parcial: Reciprocidad

1.1.3.      Transitividad

1.2.Matemáticos

1.2.1.      De inclusión

1.2.1.1. Relación todo-parte

1.2.1.2. Relación parte-parte de un todo

1.2.1.2.1.      Dilema

1.2.1.2.2.      Argumentos jurídicos

1.2.1.2.2.1. A pari

1.2.1.2.2.2. A contrario

1.2.2.      Comparación: Argumento del sacrificio

1.2.3.      Probabilidades

2.     Enlaces basados en la estructura de lo real

2.1.Enlaces de sucesión

2.1.1.      El nexo causal

2.1.2.      Argumento paradigmático

2.1.3.      Relación medio-fin

2.1.4.      Argumento del despilfarro

2.1.5.      Argumento de la dirección

2.1.6.      La superación

2.2.Enlaces de coexistencia

2.2.1.      Persona y sus actos

2.2.2.      Argumento de autoridad

2.2.3.      El grupo y sus miembros

2.2.4.      Enlace simbólico

2.2.5.      Doble jerarquía

2.2.6.      Grado y orden

3.     Enlaces que se fundamentan en la estructura de lo real

3.1.El fundamento por el caso particular

3.1.1.      Por el ejemplo

3.1.2.      La ilustración

3.1.3.      El modelo y el antimodelo

3.2.La analogía

3.2.1.      La metáfora

Por otra parte, Perelman y Obrechts-Tyteca mencionan como procedimientos de disociación:

1.     La pareja apariencia-realidad

2.     Las parejas filosóficas

2        Procedimientos de Enlace Cuasi lógicos

Los argumentos cuasi lógicos tienen una fuerza de adhesión que deriva de su semejanza con los razonamientos formales o lógicos, es decir, si bien son argumentos que requieren de precisiones de naturaleza no formal para obtener su apariencia demostrativa, existe un esfuerzo intelectual para reducirlos a una estructura formal.

"Las reducciones exigidas para supeditar la argumentación a los esquemas formales conciernen, bien a los términos del discurso, tratados como entidades homogéneas, bien a las estructuras que se asimilan a relaciones lógicas o matemáticas" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 304). Dentro de los argumentos cuasi lógicos encontramos estructuras argumentativas establecidas mediante relaciones lógicas o matemáticas. Las estructuras lógicas que se exponen son: la contradicción, la identidad total o parcial y la transitividad. Las estructuras matemáticas son: las de relación de la parte con el todo, la relación de lo menor con lo mayor y la relación de frecuencia.

En la contradicción se parte de que, en un mismo sistema, la proposición y su negación exponen una oposición, en tanto que, ambas pueden aplicarse a una misma situación; esto genera que el conjunto de proposiciones sea incoherente, por ello es necesario renunciar a ciertos elementos del sistema para evitar el absurdo. Si bien, esta situación se puede observar claramente en sistemas formales, cuyos signos son unívocos, no es tan evidente en los enunciados de lenguaje natural, cuyos términos pueden ser objeto de diversas interpretaciones; por lo que, cuando en lenguaje natural se expone una proposición y su negación al mismo tiempo existe el cuestionamiento sobre la forma en que habrá de superarse la incoherencia.

En la argumentación, el lenguaje utilizado no es unívoco, las premisas rara vez son explicadas y su explicación puede contener diversas interpretaciones; así como su campo de aplicación varía con las circunstancias. Por ello, se puede observar que parte de la contraargumentación busque exponer alguna incompatibilidad que conduzca a la elección de una de ellas. Las incompatibilidades de esta índole no aparecen como aserciones contradictorias por cuestiones estrictamente formales, aunque exista el esfuerzo por demostrar su falta de secuencia lógica.

Las incompatibilidades obligan a una elección que siempre resulta en el sacrificio de una de las dos reglas, valores o posiciones, o en su caso recurrir a diversos procedimientos para eliminar las incompatibilidades, tales como:

1. El lógico, en el cual se busca adelantarse a todos los escenarios posibles poder generalizar la aplicación de una ley, una norma o una regla, como sucede en el campo científico o en las doctrinas jurídicas.

2. El práctico, en la cual se resuelven los problemas en cuanto se presentan, lo que conduce a reformular las nociones y las reglas de acuerdo con la situación, esta actitud es concordante con la de los jueces.

3. El diplomático en la cual "se inventan procedimientos para impedir que aparezca la incompatibilidad" o dejar para otros momentos las decisiones que se van a adoptar.

Las incompatibilidades difieren de las contradicciones porque sólo existen bajo ciertas circunstancias, mostrar las incompatibilidades implica la afirmación sobre la existencia de circunstancias que hace inevitable tener que decidir entre dos proposiciones, por ello, para mostrar una incompatibilidad es necesario presentar que tanto la afirmación, como la negación de esta se encuentran dentro de un mismo sistema discursivo, que son al mismo tiempo excluyentes. Ahora bien, las tesis pueden ser presentadas como compatibles si puede existir una división en el tiempo o una división en el objeto que permite la aplicación de ambas.

El ridículo merece una mención especial, se entiende por ridículo cuando una afirmación entra en conflicto injustificado con una opinión autorizada; de esta forma quién atenta contra la lógica, los hechos o la consecuencia del argumento, contradice una regla admitida en una sociedad dada. De esta forma, el ridículo y el miedo a éste puede ser una estrategia poderosa para el orador.

Por su parte, la identidad se refiere a la técnica de argumentación que consiste en la "identificación de diversos elementos que son objeto del discurso" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 328). Esta identificación para que sea considerada como una reducción cuasi lógica requiere que no sea identificada del todo arbitraria, ni evidente, es decir, cuando puede ser objeto de justificación argumentativa. Dentro de los argumentos de identidad se pueden observar dos subclases: total o parcial.

El procedimiento de identificación total característico es el uso de definiciones, mediante el cual se busca realizar una identificación de la definición con lo definido en sistemas formales que de las que no formen parte.

Los procedimientos que permiten la identificación con lo definido, de acuerdo con Naess, son:

1. Las definiciones normativas que indican la forma en que deberá entenderse y emplearse una palabra.

2. Las definiciones descriptivas indican el sentido de una palabra en un cierto contexto y momento.

3. Las definiciones de condensación que presentan los elementos esenciales de una definición descriptiva.

4. Las definiciones complejas que combinan elementos de las precedentes.

El uso argumentativo de las nociones implica la posibilidad de definiciones múltiples entre las cuales es necesario elegir, ya sea que se retomen del uso o que el autor las genere en este sentido, la definición sirve para acotar la extensión de un concepto o elementos dentro de un discurso.

Los argumentos de identidad parcial son: la regla de justicia y la reciprocidad. "La regla de justicia exige la aplicación de un tratamiento idéntico a seres o situaciones que se integran a una misma categoría. La racionalidad de esta regla y la validez que se le reconoce se relaciona con el principio de inercia, del cual resulta, sobre todo, la importancia que se le concede al precedente" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 340). La regla de justicia de esta forma permite el trasladar el tratamiento de casos anteriores a los futuros bajo la forma de una argumentación cuasi lógica con el uso del precedente. Con arreglo a la regla de justicia existe una identificación parcial de los seres y objetos para su aplicación en el tratamiento

En principio la regla de justicia demandaría que los objetos a la cual se aplica deben ser idénticos y por tanto pueden intercambiarse; esta regla puede identificarse con la justicia formal, no obstante, como esta circunstancia es improbable, lo que se debe advertir es si las diferencias entre objetos son o no soslayables para la aplicación de la regla, es decir, si los objetos presentan caracteres que pueden ser esencialmente semejantes. Pues la regla de justicia formal no precisa la situación en la cual dos objetos pueden ser considerados dentro de una misma categoría esencial y su tratamiento. Por tal razón, será necesario tener una clasificación previa de objetos y precedentes sobre su tratamiento, con el fin de contar con elementos para la aplicación de la regla.

"Los argumentos de reciprocidad pretenden aplicar el mismo tratamiento a dos situaciones que forman pareja" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 343) La identificación de las situaciones para la aplicación de la regla de justicia de forma indirecta, ya que se requiere de simetría entre las situaciones. Es decir, existe una relación de reciprocidad entre elementos considerados esenciales que pueden funcionar tanto como antecedente como consecuente, es decir, podemos observar una doble implicación.

La transitividad es una propiedad formal que permite trasladar una afirmación sobre una relación a otra donde existen los mismos términos, por ejemplo, se puede implicar que la relación entre el término a y b, es la misma que existe entre b y c, concluyéndose que existe la misma relación entre a y c. Las relaciones de transitividad son de igualdad, superioridad, inclusión y ascendencia.

En el caso de relaciones transitivas de igualdad se puede trasladar la relación primera a una conclusión donde un elemento de la primera relación pasa a la conclusión con un elemento de la segunda, estableciendo la igualdad. Pero esto también sucede con relaciones transitivas que ordenan seres o acontecimientos donde la confrontación directa no es posible, estableciéndose relaciones transitivas de superioridad, en las cuales encontraremos expresiones como: mayor que, más pesado qué, más extendido que.

Las relaciones de inclusión dan lugar a dos grupos de argumentos: los que se limitan a la inclusión de las partes en un todo y las que parten de la división del todo en las partes y las relaciones resultantes entre las partes. "En las confrontaciones de la parte con el todo puede surgir la superioridad del todo y sus partes, en el sentido de establecer una relación entre lo que comprende y lo comprendido en el todo” (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 359).

Pensar un todo como la suma de sus partes puede apoyar los argumentos de división. La división de las partes "puede tender esencialmente a demostrar la existencia del conjunto. Así ocurre en la inducción aristotélica y en una serie de argumentaciones por enumeración de las partes" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 365). Los argumentos por división implican que la suma de las relaciones entre las partes reconstruye el conjunto y estas relaciones pueden vincularse a una estructura de lo real.

"El argumento por división se encuentra en la base del dilema" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 366), la cual consiste en la forma argumental en la que se examinan dos hipótesis que producen una opinión o conducta de igual alcanza o conducen al mismo resultado, o a resultados de idéntico valor.

"La importancia que tiene la manera de percibir la relación entre las partes que conforman un todo, está particularmente señalada en los argumentos a pari y a contrario. Estos argumentos versan sobre la aplicación o no de otra especial del mismo género, lo que se afirma para una especie determinada (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 374)" En el argumento a pari, se pretende extender la aplicación de la afirmación a otra especie del mismo género, en tanto que en el argumento a contrario se busca la no aplicación de la afirmación a otra especie, por ser considerada como una excepción a la regla para el género. De esta forma se puede apreciar que el argumento a pari es una identificación, mientras que el argumento a contrario funciona mediante la división.

En los argumentos de comparación existe una confrontación de diversos objetos con el fin de evaluarlos en relación con los otros. La idea de medida subyace en los argumentos de comparación enunciando ciertos criterios. De esta forma, "Las comparaciones pueden efectuarse por oposición (lo pesado y lo ligero), por ordenación (lo que es más pesado que) y por ordenación cuantitativa (en este caso la pesada por medio de unidades de peso) (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 376)"

Las interacciones entre términos en una comparación traen como consecuencia que la distancia entre términos establecida en una comparación debe mantenerse, en este sentido, los criterios de medida son los que permiten establecer la relación y la distancia evocada. Por otro lado, resulta relevante la elección de los términos con los cuales se pretenda hacer la comparación atendiendo al auditorio para lograr su adhesión. Dentro de las formas de comparación se encuentran la comparación entre la adopción de la medida y las hipotéticas desventajas de no adoptarla, así como las descalificaciones de los contextos temporales y espaciales con los presentes y los pasados. También se puede encontrar el uso superlativo, que expresa la confrontación de un bien superior o casi único, con otros de su especie.

"Uno de los argumentos de comparación utilizados con más frecuencia es el que se vale del sacrificio que se está dispuesto a sufrir para obtener cierto resultado. Esta argumentación se encuentra en la base de todo sistema de intercambios" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 383) En virtud del argumento por sacrificio, existen términos que son confrontados y aproximados, entre los cuales se establece una interacción.

En el argumento por el sacrificio se calcula el valor atribuido al motivo fin por el cual se soportarán los costes del sacrificio. De esta forma, el grado de sacrificio permite conocer la estima que se tiene por el objeto, motivo o fin. Sin embargo, si se conoce que el objeto de sacrificio tiene poco valor, el prestigio de quienes se sacrificaron disminuye. También para que un argumento por el sacrificio tenga capacidad de adhesión, la conducta de aquel que sacrifica de ser valorada como una auténtica renuncia en la cual conoce y aprecia el valor de lo que se deja. En tal virtud, se observa una interacción entre el valor del objeto, motivo o fin y el sacrificio mismo, por ello en los argumentos medio-fin, el sacrificio se identifica con el medio.

El argumento de probabilidad se aproxima a las formas del cálculo estadístico que establece una reducción de lo real a series o colecciones de seres o acontecimientos, que pueden ser semejantes en algunos aspectos y diferentes en otros. La técnica del cálculo de probabilidad de ciertos hechos o circunstancias permite el planteamiento de otras hipótesis. Si bien, se pueden encontrar argumentaciones de probabilidad que se refieran a las relaciones entre el todo y las partes, se puede apreciar la distinción de que las partes son frecuencias de una variable y su dispersión. "La argumentación cuasi lógica por lo probable alcanza su relieve, cuando hay evaluaciones basadas, a la vez, en la importancia de los acontecimientos y en la probabilidad de su aparición, es decir, en la magnitud de las variables y su frecuencia, en la esperanza matemática" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 397) Los razonamientos por probabilidad introducen en los planteamientos de los problemas un carácter empírico que puede ser sujeto a medición con base a elementos determinados, no obstante, estos elementos tienen una fundamentación cuasi lógica que pueden ser problematizados. Muchos escritores de la tradición utilitarista recurren a razonamientos de probabilidad para explicar la conducta humana; los teóricos de las funciones de decisión también ocupan la probabilidad para someter problemas a estudio.

3         Procedimientos de Enlace basados en la estructura de lo real

Los argumentos basados en la estructura de lo real buscan establecer una solidaridad entre juicios admitidos con otros que se buscan promover, es decir, se presentan opiniones que conciernen a lo real que pueden ser tratadas como hechos, verdades o presunciones que son vinculadas unas con otras para promover una en particular. Una forma de establecer la solidaridad es presentar diversos elementos como partes indisociables de un todo.

Dentro de este tipo de argumentos podemos encontrar os enlaces de sucesión encontramos el de nexo causal, este tipo de argumentaciones permite:

1. Aproximar dos acontecimientos por medio de un nexo causa.

2. A partir de un acontecimiento determinar la causa de su producción.

3. Partiendo de un acontecimiento destacar el o los efectos que éste haya producido.

La argumentación por causa supone en el caso de conductas humanas, que dichas conductas son razonables, por tanto, se debe considerar que al imputarse una causa deberá argumentarse sobre las razones del comportamiento. En caso de que se presente un entimema, debe existir un acuerdo entre interlocutores sobre las motivaciones para la conducta. Estos acuerdos también deben existir en argumentaciones que pretendan desechar situaciones improbables de producción.

En una construcción puramente teórica, la causa es una condición necesaria para la producción del fenómeno, por ello en la argumentación puede ser útil la eliminación de alguna causa que pueda producir variaciones en el resultado. De esta forma, la búsqueda de la causa corresponde, entre otras circunstancias, al efecto materializado. De manera análoga el acontecimiento es artífice de ciertas consecuencias que pueden ser previsibles, de esta forma las consecuencias aportan pruebas sobre la existencia del suceso que las condiciona. "De la causa hacia el efecto, del efecto hacia la causa, se efectúan transferencias de valor entre elementos de la cadena causal" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 409).

Los argumentos de nexo causal permiten elaborar otro tipo de argumentos: los pragmáticos. El argumento pragmático es el que se elabora a partir de valorar un acto o acontecimiento a partir de las consecuencias favorables o desfavorables que produzca, es decir, es un juicio de valor a partir de los efectos, los cuales pueden ser reales o hipotéticos. Sin embargo, esto implica que el acontecimiento sea una condición necesaria y suficiente para producir las consecuencias, favorables o desfavorables, que permiten una atribución de valor al acontecimiento. Para lograr lo anterior es necesario reducir la importancia e influencia de causas complementarias e intervinientes. Una dificultad que enfrenta el argumento pragmático es considerar todas las posibles consecuencias del acontecimiento, así como la base de valoración de las consecuencias.

La conducta como objeto de argumentación de nexo causal puede conceptualizarse como un enlace de sucesión causa-efecto o como medio-fin; el énfasis en la consecuencia al momento de presentar el argumento puede generar que sea considerado como uno u otro, es decir, el presentar una consecuencia como fin aumenta su importancia, por el contrario, si se presenta como una simple consecuencia, entonces lo producido por la conducta disminuye su valor. Esta valoración presenta para este tipo de argumentos una doble crítica, por un lado, se puede observar que el valor de la consecuencia no tiene una magnitud fija; por otro, subyace una descalificación para todo o que aparece como medio.

Ahora bien, para combatir una interpretación medio-fin ocupando una interpretación hecho-consecuencia se pueden utilizar las siguientes técnicas:

1. Apuntar a que el efecto del acto no es un fin a partir de mostrar la poca atención al hecho, pudiéndose exponer las escasa ventajas obtenidas de las consecuencias.

2. Mostrar que el acto originador no era un medio, pues su causa interviniente es un hecho determinado.

3. Otra forma de desacreditar las conductas como medios o procedimientos para un fin, es mostrar que la conducta tiene otras explicaciones plausibles, incluyendo su orientación a otros fines.

En el ámbito práctico los objetivos perseguidos y los medios para realizarlos guardan una interacción; los objetivos se precisan y se transforman a medida de las condiciones de la que forman parte los medios disponibles y aceptados. "Hay fines que aparecen como deseables, porque los medios para realizarlos están creados o se vuelven fácilmente accesibles [...] Hay fines que parecen tanto más deseables, cuanto más fácil su realización" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 422 y 423) Sin embargo, la viabilidad de un fin debido a la existencia de medios posibles y sencillos no es una mera cuestión pragmática, también puede involucrar valoraciones morales sobre la oportunidad de dichos medios. No obstante, un peligro de tratar algo como un medio se encuentra en que lo elegido, no necesariamente es lo más eficaz. También es posible que el medio se transforme en un fin en sí mismo, pero la transformación de un fin en un medio, sin embargo, existe un demerito el fin.

El argumento de despilfarro es un argumento que se refiere a la idea de causalidad, no obstante, no se expone en un primer plano. Este argumento consiste en continuar con una empresa, pues renunciar a ella implicaría que los sacrificios hasta entonces realizados se volverían inútiles, por esta razón se invita a continuar con la acción. También puede incitar a aprovechar los recursos disponibles e incitar al conocimiento, la búsqueda y la curiosidad, así como permite identificar un esfuerzo inútil, cuando éste se emprende por algo de mínimo valor y a la inversa, cuando el sacrificio es aceptado por sus resultados incrementa su valor.

La relación entre fin y medios puede ser descompuesta en etapas y examinar en qué se transforma una situación dada, colocando intermedios que apuntan a fines parciales. En este supuesto encontramos el argumento de dirección que consiste en advertir el uso del procedimiento por etapas, es decir, una vez que en una etapa se observa una dirección determinada se puede cuestionar el estado o destino al que se pretende llegar y con ello cuestionar una determinada solución. "El argumento de la dirección implica la existencia de una serie de etapas y la dificultad o la imposibilidad de detenerse, una vez que se inicia el proceso para llegar a él" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 439) En este sentido, las contestaciones a este argumento pueden ser en alguno de estos dos sentidos, es decir, que puede mencionarse como contra argumentos la posibilidad de otras etapas posibles, así como, la posibilidad de detener el proceso. Una de las formas que puede adoptar el argumento de la dirección es la propagación, que consiste en advertir que una vez iniciado un proceso este puede multiplicarse y extenderse con efectos nocivos.

Los argumentos de la superación expresan la idea de que existe la posibilidad de ir más allá en un sentido determinado sin que exista un límite preestablecido en esa dirección con un valor creciente y continuo. Lo importante no es alcanzar un objetivo o una etapa, sino la trascendencia, por ello la situación es sólo un impulso que permite continuar en cierta dirección. La refutación del argumento por la superación se encuentra en la constatación de que es imposible ir indefinidamente en la dirección preconizada, bien porque se termina en un absoluto, bien porque se llega a una incompatibilidad. Como parte de la argumentación por la superación encontramos figuras como la hipérbole, que consiste en un elemento de exageración que permite al oyente redimensionar el exceso a algo que considere más plausible; y la lítote que consiste en una negación de un término que sirve de impulso para que el pensamiento tome una dirección deseada.

Los enlaces de coexistencia unen dos realidades de nivel desigual, el orden temporal no es importante, como en los enlaces de sucesión, sino en la aproximación de los elementos en un nivel fundamental.

El enlace de la persona con sus actos, como un enlace de coexistencia, parte de la idea de persona, como elemento de estabilidad del argumento que traslada la cualidad de los actos de una persona a la persona misma, la persona es un ser duradero en el que se agrupan fenómenos, actos y juicio que dan coherencia y significación a ciertas cualidades. Sin embargo, se puede objetar la libertad de las personas y en consecuencia, que la misma está sujeta a cambios. Tanto en el Derecho, como en la moral, se juzgan tanto los actos como al agente que los ejecuta de una forma solidaria, ya que las reglas se preocupan por los actos, mientras que la imputación de las consecuencias de estos se orienta a la persona. Cuando se realiza un traslado del valor del acto -acciones, expresiones, reacciones emotivas, juicios, etc.- a la persona, está no es una valoración indeterminada, pues conlleva una revisión de la concepción de la persona a la cual se atribuye ciertas actitudes, instintos o sentimientos.

"Es raro que la influencia del acto sobre la persona se limite a una valoración o una devaluación de esta última" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 459) La mayoría de las veces la persona sirve de conducto para pasar de actos conocidos a los desconocidos, de los actos pasados a la previsión de los futuros, incluso, en algunas ocasiones lo que sabemos de la persona es el único criterio para poder calificar un acto. Una cuestión fundamental para realizar el traslado es que los actos sean característicos. Los actos del pasado y sus efectos generan una experiencia de consistencia, positiva o negativa, que forma un capital incorporado a la persona. Ahora bien, los actos del pasado que permiten la formación de una cierta idea sobre la persona, sirve de punto de partida para prever ciertos actos desconocidos o para interpretar los actos conocidos mediante el posible juicio que se formuló para realizarlos.

Si bien la persona es un punto nodal para trasladar la valoración de actos pasados a futuros, un concepto que es importante para esta operación es la intencionalidad, las motivaciones de la conducta hace destacan el carácter permanente de la persona al ser producto o emanación de su voluntad. Toda vez, que las intenciones no pueden ser conocidas de forma directa se presume que sus actos son la manifestación de tal intención, aunque también puede ocurrir que la simple idea que se tenga del agente permite determinarla. Para demostrar una intención se requiere que se establezca las correspondencias entre diversos actos de una misma persona, presentando la inferencia de que tales actos fueron realizados con la misma intención.

En la relación de la persona sobre sus actos, uno de los factores más influyentes es el prestigio, es decir, a la calidad de la persona que se reconoce en sus efectos sobre otros para imitarlos, debido a considerar la existencia de una superioridad entre individuos o entre grupos. De forma similar, funciona la mala fama con la cual una persona puede quedar identificada de forma negativa a partir de sus actos. Tanto el prestigio, como la mala fama pueden llevar a la polarización de las virtudes y los vicios en relación con la persona y sus características, de esta forma se presentan dos campos opuestos.

El prestigio en la argumentación influye fuertemente en el argumento de autoridad, por virtud del cual la aseveración de una persona con prestigio es la única prueba, ya que su sustento es la calificación o valoración de la persona de quien provino, este argumento puede presentarse como prueba o como una complementación a una cadena de argumentos. Sin embargo, este argumento puede desconocer que la persona con prestigio puede equivocarse o fallar. No obstante, el argumento de autoridad es relevancia en la argumentación particular. Si bien, un argumento de autoridad puede ser contraargumentado con la veracidad de la premisa, en el ámbito jurídico se debe admitir que la verdad no es el único factor relevante, la búsqueda de alcanzar valores como la justicia, la equidad, y la confianza social, no puede ignorar la existencia de una tradición jurídica y por tanto, las afirmaciones que personas o grupos autorizados han formulado, de ahí que parezca inevitable recurrir al argumento de autoridad.

Las autoridades invocadas son en la mayoría de las ocasiones de autoridades específicas que pueden ser reconocidas por auditorios de un campo concreto y determinado, por lo que el orador sólo puede servirse de dicha autoridad si esta pertenece al campo. Ahora bien, quién invoca a una autoridad queda comprometido y dada la multiplicidad de autoridades posiblemente invocadas y sus diferentes perspectivas, que se vuelve necesario referir con claridad a la autoridad invocada. Aunque esta situación no exime de que se examine el fundamento del crédito que merecen tales autoridades.

En materia de argumentación si el acto es la expresión de la persona, también es posible establecer una relación grupo y sus miembros, cuando se considera que los miembros de un grupo son la manifestación de este. Es decir, los individuos influyen sobre la imagen que se tiene de los grupos; y de la misma forma la concepción que se tenga sobre un grupo predispone una imagen sobre las personas que pertenecen a él. De esta forma, el valor de un individuo es transferido al grupo y a la inversa; en este sentido, el prestigio individual o grupal se afectan mutuamente.

La complejidad de la relación persona y grupo se encuentra por una parte en que una misma persona puede pertenecer a diversos grupos, así como el hecho de que el concepto grupo es una noción que adolece de vaguedad, pues la realidad de un grupo depende tanto de la actitud sus miembros, como de las personas que no pertenecen a él, así como de otros aspectos que bien pueden estar respaldados por las instituciones sociales; de esta forma se puede apreciar que la noción grupo está sujeta a controversia.

La interacción entre el individuo y el grupo puede emplearse argumentativamente para valorar o devaluar a uno para otro. Algunas formas de comportamiento son con conformes a la idea que se tiene de los miembros de un grupo y "a menudo se describe ese comportamiento con la denominación misma del grupo" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 497) En los casos que exista una relación acto-individuo-grupo; la valoración de los actos puede depender del prestigio del individuo, quien a su vez obtiene el prestigio se sustenta en el grupo; de esta forma puede conjugarse la valoración del acto, individuo y grupo.

La técnica que permite la ruptura de la interacción entre grupo e individuo es la exclusión de este último del grupo cuando el individuo exprese una opinión que no sea coherente con el parecer y proceder del grupo. Las técnicas de frenado que se emplean más frecuentemente para evitar el enlace individuo-grupo es el prejuicio y la excepción, esta última es mucho más eficaz cuando los individuos parezcan sean menos representativos del grupo, es decir, estén más alejados del liderazgo o de estatus de influencia relevante dentro de la dinámica grupal.

"El enlace simbólico acarrea transferencias entre el símbolo y los simbolizado" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 509). El nexo simbólico se contextualiza en una realidad mítica o especulativa, en la cual el símbolo y lo simbolizado participan recíprocamente. El símbolo posee una significación y un valor que es el resultado de la interacción entre el símbolo y lo que evoca, sin embargo, el símbolo y lo que evoca no pertenecen a un mismo campo de la realidad. El enlace simbólico tiene un carácter indeterminado, por tanto, se puede conferir a cualquier objeto, cosa o acontecimiento un valor simbólico, en consecuencia, modificar su significación e importancia; asimismo el aspecto simbólico de un acto se admite con mayor facilidad si es menos plausible atribuirle otra interpretación.

Los símbolos pueden emplearse como signos, pero debe ser integrado en el lenguaje para que sea comprendido por los oyentes, pues al no ser convencional, ni estar basado en una estructura de lo real de carácter general conocida y admitida por todos; la significación del símbolo puede ser desconocida para algunas personas. Esta particularidad de que los enlaces simbólicos son específicos de una cultura particular genera que no puedan usarse en auditorios universales.

Las jerarquías son parte de los acuerdos que sirven de premisas en los discursos, se puede discutir la ubicación de términos dentro de una jerarquía o el fundamento de una jerarquía; sin embargo, la base de la correlación se encuentra la conexión entre una jerarquía discutida y una jerarquía admitida, a esto Perelman lo denomina argumento de doble jerarquía. Las jerarquías pueden estar tan íntimamente vinculadas que en ocasiones no se puede distinguir si una jerarquía es fundamento o criterio de otra. La doble jerarquía expresa una idea de proporcionalidad o al menos un nexo entre términos.

Con el fin de justificar el empleo de una doble jerarquía se buscará una relación entre ambas basadas en lo real, ya sea recurriendo a la noción de símbolo o estableciendo enlaces para formar entre ambas una misma realidad. "Todos los enlaces basados en la estructura de lo real, ya sea de sucesión o de coexistencia, podrán servir para vincular dos jerarquías, recíprocamente, y para fundamentar el argumento de doble jerarquía" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 518).

Los argumentos de doble jerarquía permiten fundamentar una jerarquía dudosa, mediante a inserción de una admitida, también puede emplearse para provocar el ridículo al presentar una doble jerarquía inadmisible.

La refutación de un argumento de doble jerarquía puede realizarse mediante:

1. El cuestionamiento de una jerarquía.

2. El cuestionamiento del enlace que existe entre jerarquías.

3. La demostración de que otra doble jerarquía combate los efectos de la primera.

Las jerarquías cuantitativas sólo presentan diferencias numéricas o de grado entre sus términos, sin que exista un corte, ya que esto implica el paso a otro orden. Las consideraciones relacionadas con el orden tienen como resultado minimizar las diferencias de grado, por lo que se llegan a igualar términos que sólo difieren por la intensidad y sus diferencias se separan en términos de orden. Sin embargo, la transformación de diferencias de orden en diferencias de grados aproxima los términos que parecían separados por un límite difícil de superar y que pone de manifiesto las distancias entre los grados.

En el caso de que se esté en presencia de dos campos de orden distinto, establecer grados en uno de ellos puede servir para presentar una transición entre ambos órdenes, lo que atenúa su distancia. Esta técnica puede ser empleada en beneficio de uno u otro orden dependiendo de la forma de presentación.

Ahora bien, es posible que una diferencia puramente cuantitativa o de grado, puede llevar un cambio de orden o naturaleza de un fenómeno. Sin embargo, no existe un criterio objetivo para determinar cuándo las diferencias de grado devienen en diferencias de naturaleza, pues la mera determinación cuantitativa es insuficiente y se vuelve necesario adoptar una decisión para determinar el cambio, la existencia de ciertos conceptos, como los polos de una jerarquía, pueden facilitar el establecimiento del cambio de orden o naturaleza.

4        Procedimientos de Enlace se fundamentan en la estructura de lo real

Los enlaces que fundan lo real es un tipo de argumentación que recurre a los casos particulares para la elaboración de argumentos más extensos, dentro de la tipología de estos argumentos encontramos: el ejemplo, la ilustración y el modelo.

La argumentación por el ejemplo, como parte de los enlaces que fundamentan la estructura de lo real, supone un acuerdo previo sobre la posibilidad de una generalización a partir de casos particulares o sobre los efectos de la inercia. No cualquier descripción de un fenómeno sirve como ejemplo, para que tal descripción funcione como ejemplo debe conducir a la formulación de una generalización o servir como muestra de ésta, por lo que tal descripción sirve para fundar una nueva generalización, ley o estructura. Para que esto sea así y un ejemplo pueda ser invocado como base de este tipo de argumentos debe tener un estatuto de hecho que permita llamar la atención sobre ese estatuto.

Para que estas descripciones puedan producir el efecto de funcionar como ejemplos se pueden evocar fenómenos particulares vinculados por la continuidad presentando su similitud para destacar su carácter ejemplificativo de una generalización. Por otra parte, también es posible que se ocupe la argumentación por ejemplo para trasladar una conclusión de un caso particular a otro particular, lo que se llama argumentación de lo particular a lo particular. Esta forma de argumentación apela a la inercia entre casos, que permite inferir una conclusión semejante entre el ejemplo presentado y una nueva situación con la que guarda similitud, de esta forma los elementos del ejemplo que se presenta en primer orden sirven como una especie de regla que permite el paso de la conclusión de un caso a otro.

"La ilustración tiene como función el reforzar la adhesión a una regla conocida y admitida, proporcionando casos particulares que esclarecen el enunciado general" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 547). La ilustración no depende de la adhesión de la regla o la generalización, pero debe impresionar la imaginación del oyente. Es decir, mientras en el ejemplo la descripción del hecho es un elemento de inducción, en la ilustración funciona como un elemento de prueba. La ilustración robustece la regla general y abstracta concretándola a un caso particular, esto no quiere decir que se sustituya lo general por lo concreto, ni el traslado de estructuras, sino simplemente que el caso particular corrobora la regla y apoya su enunciación. Por ello, cuando una ilustración se ocupa de forma inadecuada, puede ser imputada al escaso conocimiento del orador de la regla, o en su caso a una ironía sobre la regla o generalización.

"Cuando se trata de la conducta, un comportamiento particular puede, no sólo servir para fundamentar o ilustrar una regla general, sino también para incitar a una acción que se inspira en él" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 554) La argumentación por el modelo se funda en una regla de justicia, un patrón o un modelo al cual el comportamiento debe ser conforme, también pueden servir de modelo personas o grupos con prestigio que valoren ciertos actos. Sin embargo, aquella persona que es ocupada como modelo queda sujeta por la expectativa y requiere conformar su conducta.

El anitmodelo también puede ser objeto de argumentación para orientar la conducta, pero en sentido contrario, ya que el rechazo por el antimodelo incita a las personas a distinguirse de éste, aunque no siempre exista precisión sobre la conducta que haya que adoptar. Por otro lado, la introducción del antimodelo no sólo puede ocuparse para producir el rechazo, sino como una forma de argumento a fortiori para presentar al antimodelo como un estándar mínimo por el cual es imposible descender.

El valor de la analogía como mecanismo argumentativo se encuentra en considerarla como similitud de estructuras. La diferencia con un argumento de identidad parcial es que, en lugar de ser una relación de semejanza, es una semejanza de relación, es decir, se refiere a las relaciones que se confrontan y diferencian. Para comprender la semejanza de las relaciones debemos partir de que en toda analogía cuenta con dos componentes: el tema en el que existe un conjunto de elementos que tienen una determinada relación, así como el foro que sirve de fundamento para el razonamiento y cuyos elementos guardan una relación semejante a la del tema. En este sentido el foro ayuda a esclarecer el tema, aun cuando ambos deban pertenecer a diferentes campos. No obstante, la diferencia de campos entre el tema y el foro, pero al realizar el cotejo de las relaciones contenidas en el foro y el tema se puede observar que pertenecen a un mismo campo, por tanto, se les puede subsumir a una estructura común.

La analogía al tratarse de una similitud de relaciones permite que entre los elementos o términos del foro y el tema existan diferencias importantes; por tanto, en un primer momento la naturaleza de los términos para efectos de la analogía puede ser considerada como secundaria. Asimismo, la analogía puede tener un papel de invención y prueba. Tratándose del primer uso la analogía puede prolongarse tanto como sea posible, mientras que en el segundo debe mantenerse dentro de los límites que establezca la propia convicción que se pretende demostrar, ya que bien puede confirmar su validez o sufrir ataques del interlocutor.

Desde la tradición retórica la metáfora es un tipo de tropo en la cual existe un cambio en la significación de una palabra o un término, por un significado con el que guarda una relación de comparación o de interacción, que en algunas ocasiones se ocupa para adornar un texto. Sin embargo, conforme a la teoría argumentativa de la analogía se puede entender a la metáfora como una analogía condensada que resulta de la unión de un elemento del foro con un elemento del tema. Debido a la fusión de entre tema y foro, la analogía es un dato, por lo que la metáfora puede ser un refuerzo para acreditar la analogía. Para efectos argumentativos, la fusión del tema y el foro, de este último se pueden obtener conclusiones que afecten el tema, por lo que la fuerza del argumento es más grande en la medida que se hayan descrito en el foro términos de tema por la fusión del tema y el foro.

La fusión del tema y el foro que se da en la metáfora no implica relaciones más estrechas entre ellos como si se buscara integrarlos en un mismo campo, como sucede en otras formas de aproximación de elementos que existen en la analogía, sino que esta integración consolida los elementos. La fusión de los términos en una metáfora puede darse por: 1. Una determinación, ejemplo, "espejismo del roce y la caricia"; 2. Un adjetivo, ejemplo, "La intuición clavada", 3. Un verbo, ejemplo "Una casita se dibuja lejos", 4. Un posesivo, ejemplo, "nuestra Morelia", 5. Una identificación, ejemplo, "tu nombre es corteza".

5        Procedimientos de Disociación

Si los procedimientos de enlace buscan hacer solidarios elementos que pueden ser considerados como independientes, los procedimientos de disociación buscarán oponerse al establecimiento de una solidaridad, por ello en un primer momento se negarán a reconocer la existencia de un enlace que se considera admitido, presumido o deseado al declarar su inexistencia mediante la exposición de la falta de justificación del enlace. O en su caso, si bien los elementos se consideran parte de una unidad son examinados para modificar su estructura.

Las técnicas de ruptura de un enlace consisten en afirmar que los elementos de este están asociados indebidamente, por tanto, deben ser separados al ser independientes. Por otro lado, las técnicas de disociación "presupone la unidad primitiva de los elementos confundidos en el seno de una misma concepción designados por una misma noción" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 628) por lo que se procede a una revisión con cierta profundidad de datos conceptuales que sirven de fundamento a la argumentación.

La disociación de nociones consiste en una transformación de éstas que deriva de la intención de suprimir una incompatibilidad entre tesis confrontadas, ya sean normas, hechos o verdades. La disociación produce una reestructuración de lo real que impide que se vuelva a presentar la misma incompatibilidad, salvando parcialmente los elementos incompatibles e introduciendo nociones nuevas vinculadas a la incompatibilidad que se pretende resolver.

En el campo jurídico existe un importante esfuerzo por la solución de incompatibilidades que deviene del compromiso de conciliar exigencias opuestas para restablecer la coherencia del sistema jurídico, pues para los teóricos y operadores del Derecho es imprescindible delimitar el campo de aplicación de cada ley cuando se presenta una antinomia jurídica con la finalidad de resolver conflictos en casos concretos.  "Los 'distinguo' de la teología escolástica cumplen la misma función" (Perelman & Olbrechts-Tyteca, 1989, pág. 632).

La resolución de incompatibilidades implica un compromiso porque requieren una nueva estructuración de lo real, por lo que se debe hacer un mayor esfuerzo para justificarse; pero una vez realizada la disociación y reestructuración de las nociones, esto se presenta como una solución ineludible.

Un caso prototípico de los procesos de disociación de nociones es la disociación que da como resultado la pareja "apariencia-realidad". La necesidad de realizar la distinción entre la apariencia de la realidad surge de que, si se parte de la hipótesis de que los aspectos de lo real son compatibles entre sí, las incompatibilidades que se perciben son meras apariencias o reflejos inadecuados de la realidad. Sin embargo, es posible que una apariencia se conforme con el objeto real y sea confundida con él, pero también que proporcione una falsa apreciación del objeto. Mientras no se tenga motivo para considerar que la apariencia no corresponde a la realidad, se puede considerar como una manifestación de lo real, pero en el momento en que se presenta una incompatibilidad opera la distinción entre apariencias engañosas y las que no lo son; lo que permite una disociación que se presenta bajo la forma "apariencia-realidad".

El término que se identifica con la realidad sirve de estándar para determinar y jerarquizar los aspectos del término que denota la apariencia, ello puede permitir la valoración de la apariencia como ilusorio, erróneo o como manifestación de la realidad, en tanto se esté apegado a o no al estándar de la realidad; por lo que el término que designa la realidad es tanto normativo, como explicativo. El término que se identifica con la realidad no siempre está acompañado con un criterio preciso, puede ser un parámetro potencial y su efecto será la ordenación de los términos que resulten de la disociación.

A semejanza de la pareja "apariencia-realidad", existen parejas filosóficas que resultan de la disociación de las nociones, algunos ejemplos de estas parejas filosóficas son: medio/fin, consecuencia/hecho o principio, acto/persona, accidente/esencia, ocasión/causa, relativo/absoluto, subjetivo/objetivo, multiplicidad/unidad, normal/norma, individual/universal, particular/general, teoría/práctica, lenguaje/pensamiento, letra/espíritu.

En el pensamiento sistematizado se procura relacionar elementos entre sí; relacionar las parejas resulta útil para evitar posturas que puedan calificar fenómenos con parejas incompatibles; o en su caso cuando se pretende negar disociaciones admitidas y se vuelve necesario crear nuevas. Las parejas filosóficas producto de una disociación pueden ser antitéticas que confrontan opuestos, o clasificatorias que permiten subdividir un conjunto en diferentes partes.

6        Comentarios finales

Sin duda las técnicas argumentativas expuestas por Perelman y Olbrechts-Tyteca presentan la riqueza del proceso argumentativo, destacando que los argumentos jurídicos no sólo son lógico-formales, sino que integran otros elementos que genera una aproximación entre la retórica y la argumentación jurídica. Sin embargo, existe poca claridad conceptual que permita distinguir cada una de las técnicas.

Bibliografía

Atienza, M. (2004). Las razones del derecho. Teorías de la argumentación jurídica. México: UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas.

Cárdenas Gracia, J. (2014). Manual de Argumentación Jurídica. México: Porrúa UNAM.

Perelman, C., & Olbrechts-Tyteca, L. (1989). Tratado de la argumentación. La Nueva Retórica, trad. Julia Sevilla Muñoz. Madrid: Gredos.

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